La agricultura de precisión se define como el conjunto de tecnologías (GPS, SIG, teledirección y electrónica) aplicadas en la agricultura y orientadas a realizar una gestión más eficiente en el empleo de insumos, aumentar los rendimientos por superficie cultivada y reducir la contaminación derivada de las actividades agrícolas.
Gracias al empleo de dichas tecnologías, se consigue informatizar todas las operaciones de cultivo, por lo que el agricultor puede realizar un seguimiento y monitorización, pudiendo tomar así las mejores decisiones para el manejo de su finca.
Los sistemas de información geográfica (SIG) son una pieza clave dentro de la agricultura de precisión, ya que permiten organizar los datos y almacenarlos de manera digital, producir mapas, realizar consultas espaciales, siendo esta, probablemente, la función más importante de los SIG, permiten realizar un análisis espacial y hacer previsiones, pudiendo verificar diferentes escenarios modificando los parámetros a evaluar.
La agricultura de precisión hace uso de los sistemas de posicionamiento global (GPS), dicho sistema, está formado por un conjunto de 24 satélites dispuestos sobre la órbita del planeta, en trayectorias que cubren la totalidad de la superficie terrestre.
Hay dos formas de llevar a cabo la agricultura de precisión: la primera, se basa en mapas para la realización posterior de las tareas de cultivo y la segunda, basada en sensores en tiempo real, los cuales permiten detectar el estado de la planta o del suelo, según avanzan por el terreno.
En definitiva, la tecnificación de los campos permite la producción de alimentos de manera más eficaz, aumentan los rendimientos por hectárea y permite realizar un seguimiento más exhaustivo de los cultivos, con el objetivo de poder hacer previsiones y facilitar, en la medida de lo posible, su labor al agricultor.